Friday, October 9, 2009

Cambiar desde adentro

Al acuñar esa frase que privilegia la creatividad sobre el saber, Einstein nos invitó a soñar. La capacidad de imaginar es la chispa que enciende la mecha de la transformación. Otra tarea es organizar el equipo a la hora de lidiar con la construcción; primero debe haber un ideal. Dar el sueño a luz en un verbo para iniciar la acción. Lo que hoy es una realidad, ayer fue un sueño. Una idea que encontró el mapa para manifestarse en el mundo tangible.
   Cuál es, entonces, el sueño que se esconde tras un abstencionismo que —sumado al anulismo— representa mayoría en esta nación? Detrás de cada acto, hay un ideal. Un querer ser una cosa que no se parece tanto  lo que somos. Personalmente, cuando pienso en un cambio no me refiero a poner a unos políticos en lugar de otros. El poder corrompe. Y seguirá corrompiendo si no se cambia la estructura.
   Insanity: doing the same thing over and over again and expecting different results—dijo también Einstein. Para cambiar la estructura, se deben cambiar las piezas; lo individual. Como individuos, todos somos responsables de la realidad colectiva que experimentamos.
   Para cambiar, es necesario exorcizarnos los demonios.  Sanar de la esquizofrenia judeo-cristiana que nos domina al grado de habernos fragmentado la mente un una dualidad mentirosa de indios y vaqueros; de buenos contra malos, de humillados contra opresor. Vayámonos integrando desde la persona. Todos tenemos un indio, un vaquero, un policía y un ladrón haciendo de las suyas en el ático de la razón.
   “La verdad nos hará libres”. En la medida en que el individuo logre defragmentarse y conectarse con sus emociones, podremos juntos, como sociedad, dar a luz una realidad diferente. Donde sea otra la estructura que dé cabida a lo cultural. Para lograrlo, hay que hacer labor de enjambre. Es hora de deshacerse de la mente, para empezar a pensar. 

   Puede empezar con una consulta en el diván; con un acarreo de flores de cempasúchitl hasta el lago de Pátzcuaro o con la simple auto-contemplación honesta. Lo que sea, con tal de que ayude a enfrentar el espejo del alma y aceptar la verdad. Lo que es, más allá del prejuicio, de los miedos, los rencores y los puritanismos hipócritas, hastiados de prejuicios religiosos.
   "Conócete a ti mismo”. Dentro de cada uno de nosotros hay una perspectiva que, en conjunto, permite vislumbrar la Verdad. Para despertar a ella, hay que abrir cada ventana.

Wednesday, October 7, 2009

Medieval Latin Cordialis

En una ciudad superpoblada, no hay forma de evitar el encuentro. El pueblo emana, sudores, vapores, gases y hasta lascivos deseos que apestan en estallidos de feromona. Pero estamos atascados en la paradoja del pretender. Negamos la propia contribución a la pestilencia de cloacas que se respira con asco en los barrios pobres, con orgullo de alcurnia en los barrios residenciales.

Sin embargo, preferimos tolerarnos. Negamos lo incómodo que nos viene el molde para no ser la oveja negra que incite a la rebelión. Mejor ser hipócritas. Mejor decir: “yo sí cumplo” antes de correr el riesgo de perder la zona de confort. La paradoja es que al no protestar cuando el molde nos ahorca en el cadalso, nos volvemos cómplices de la propia aniquilación. Ante la amenaza, aflora la prehispanidad. Junto con el cobre, se sale la fiera y lucha para imponer control.

Lo ignore o no, en este estado participo en la construcción de mi relación con los demás. Soy responsable de todo lo que me quejo. Mi conducta es acción; genera reacción. Yo influyo; y en mi rostro revienta la respuesta del entorno.

No se trata de dictarnos una forma de convivir. Todos los puntos son válidos, enriquecedores y nadie tiene derecho a descalificar. Mi mirada, tu sonrisa, su silencio y todas las fragancias de la emoción tienen el mismo peso en la voz. Es asunto de todos abrirle un espacio a la cordialidad.

La cordialidad es una figura social. Es una construcción comunitaria. Su existencia depende del seguimiento a un manual operativo que regula la conducta bajo parámetros éticos; silogismos de sentido común que reconocen y consideran el bienestar del Otro. La cordialidad es la columna vertebral de toda sociedad sustentable.

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