Antes de subir, deje bajar

Antes de subir, deje bajar.

Es una norma de sentido común.

En tiempos de crisis, antes de recurrir a medidas que frenen aún más la economía, es aconsejable reducir el gasto. Por ende, demandar que nuestra clase política revise sueldos, prebendas, comisiones, despilfarros y todo lo relacionado a la buena administración de los fondos públicos es hacer frente a la responsabilidad que todos como ciudadanos tenemos.

Es evidente que México necesita mejores y nuevas formas de recaudación fiscal. Pero para que un nuevo pacto pueda darse es imprescindible que se eliminen blindajes, que el bien común se vea beneficiado por la reforma y que el balance entre el costo de los políticos y el de la inversión en educación, salud, agua, seguridad y medio ambiente siga beneficiando a la mayoría.

Para subsanar el boquete que tiene nuestra economía hay que empezar apagando los hoyos negros que los privilegios de la clase política y el financiamiento a partidos succionan a costa del deterioro de nuestros espacios públicos, de la educación, de los programas de combate a la pobreza y de todos los esfuerzos encaminados a construir una nación en donde impere la justicia, la equidad y la solidaridad.

Antes de subir, deje bajar.

Cuando se hayan hecho las reducciones necesarias, podemos entonces empezar a revisar la conveniencia de subir IVA, ISR, Impuesto al Consumo o cualquier otra propuesta que resuelva el déficit fiscal. Y en ese caso, podríamos empezar por corregir las evasiones que se permiten las grandes corporaciones antes de tazar una cuota que frene aún más el consumo de bienes de subsistencia en medio de una crisis también de desempleo.

Es hora de que los políticos demuestren que tienen un pacto con la ciudadanía. ¿Serán lo suficientemente profesionales para hacerlo? ¿O van a intentar mantener la hermandad mafiosa de los blindajes, los privilegios y las injusticias que tienen a México al borde del colapso?