Thursday, July 16, 2009

La mula no era arisca

La desconfianza se ha infiltrado hasta la médula de la sabiduría popular.
Es de sabios ya no creer a ciegas. Es de sabios cansarse y decir: hasta aquí.
Pintar con una raya los límites de la propia ingenuidad.

Ya no queremos ser tontos.
Perdimos la inocencia en el 68.
Nos vieron todas las caras López Portillo y de la Madrid.
Ya no le creemos a nadie después del 94.
Ya no creemos en nada después del 2000.

Difícil creer cuando la conducta es dictada por el tranzar para avanzar.
La palabra se infiltra hasta lo cotidiano para establecer la forma de relación.
La desigualdad separa: por un lado los privilegiados, por otro los desfavorecidos por el sistema. Sin excusas: es puro ego quedarnos callados cuando esa desigualdad favorece. Pero nos toleramos.

Vivimos en una guerra fría. Para modificar la relación que tenemos con el Estado, necesitamos tu voz. Necesitamos que empiece a reestablecerse la confianza.

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